Hace varios días un amigo nuestro en su blog publicaba una entrada con el título “Bullying y Periodismo. O como acojonar al personal”. Pues bien, el pasado domingo , aparecía publicado en el Faro de Vigo una noticia titulada “Redes sociales y messenger conducen a decenas de adolescentes al psicólogo” (Titular que también acojona al personal).
Tras la resaca vacacional (que no religiosa) me imaginé a numerosos padres recién levantados, disfrutando de su vida familiar con sus hijos (estos últimos en el ordenador chateando) y atragantándose con el croissant al llegar a la conclusión nada más leer el titular que sus hijos pueden tener una adicción o están en grave riesgo de padecerla.
Hablan de “decenas de adolescentes”, ¿pero cuantas decenas?, una decena, dos decenas, tres… Aunque pensándolo más detenidamente llegué a la conclusión de que es mejor que no hayan puesto cifra alguna ni que tampoco hayan hecho referencia a ningún estudio de la universidad de por ejemplo Connecticut ya que entonces le daría un carácter más científico a la noticia.
Comienzo a leer el artículo y me encuentro con una referencia a la necesidad de unidades especializadas en
¿No existen acaso unidades infanto-juveniles en la sanidad pública que perfectamente se pueden ocupar de estas problemáticas?
Se habla de jóvenes con adicciones a las tecnologías y que a las consultas sólo llegan “una pequeña parte de las personas enfermas”. ¿Enfermas, de la bacteria facebook?, ¿o tal vez del staphylococcus twitter?...
Se dice que el uso de las nuevas tecnologías es considerado riesgo cuando interfiere y perturba el desarrollo normal de la vida y relaciones del adolescente y familia (bien, totalmente de acuerdo, por fin un poco de cordura). Pero esto no aparece en el titular de la noticia y nos parece mucho más importante y de más ayuda para los padres.
Continuo leyendo y me entero de que las nuevas tecnologías les permite a los adolescentes vivir en un mundo de fantasías y no mostrarse como son sino como les gustaría ser. Joder, ¿qué adolescente se muestra tal como es?, hoy me gusta esto y mañana lo otro, de mayor quiero ser tal cosa, bueno ahora quiero ser esta otra… ¿Acaso en sus relaciones con sus iguales no se comporta de una manera, en el colegio de otra y con sus padres de otra? ¿Acaso no son todas manifestaciones de cómo son? ¿Es esto huir de la realidad?...
Se habla de ofrecer al adolescente juegos y hábitos al aire libre y con amigos (¿y si no te gustan las actividades al aire libre?), pero se da la circunstancia que sus amigos también están en ese momento en la red. Además, ¿ en base a que criterios son más saludables unos hábitos o los otros?.
Por último se marcan unos indicios que permitirían a las familias detectar conductas de riesgo. Estoy convencido que el padre que menciono al principio y se atragantó con el croissant al leer la noticia encontrará todos los indicios que se mencionan en el comportamiento de su hijo.
El problema está en que la mayoría de estos indicios los llevan a acabo todos los adolescentes, en mayor o menor medida yen un momento determinado, sin que implique una relación directa con una adicción a las nuevas tecnologías. Por ejemplo, deseo de pasar más tiempo delante del ordenador (bueno, es que tal vez haya conocido a alguien , le guste esa chica o chico y el pobre adolescente ande un poco…). Otro indicio: Empiezan a descuidar los estudios y obligaciones personales (igual que antes cuando se pasaban horas y horas tirados delante del televisor). Sufren alteraciones del sueño (estoy tan pillado hablando con mi nueva amiga que conocí el otro día, que paso de irme para cama y mañana todo el día dando cabezadas. Que me despierto por la noche con deseos de conectarme, que por el día estoy embobado pensando en florecillas, bueno ya se sabe como son las hormonas en la adolescencia). Etc.
No pretendo restar importancia al tema tratado, es cierto que se dan conductas abusivas de las nuevas tecnologías en algunos adolescentes y que pueden necesitar la ayuda de un profesional (no necesariamente él sino también los padres) pero en otros muchísimos casos no deja de ser un uso y abuso temporal que con unos límites adecuados se puede solucionar. Es más en los casos en que sí existen evidencias de un uso abusivo de internet, es solo eso, un uso abusivo.
Estoy de acuerdo con algunos de los comentarios que se mencionan en la noticia. Por ejemplo de la necesidad de involucrar a los padres como parte activa del problema y de la solución.
Pero titulares como éste crean alarma y confusión en los padres y crean también problemas y “enfermos” (¿?) donde no los hay. Designamos y señalamos al adolescente, es decir el P.I. (paciente identificado) pero eso no quiere decir que en él resida el problema o que realmente exista un problema.
Una última observación, la noticia aparece debajo de una etiqueta que dice “problemas sociales”. Estamos de acuerdo pero con una pequeña matización: tal vez el problema social sean este tipo de titulares.
Y para finalizar un poco de humor:
Calla, calla que nos dejas sin PACIENTES.
ResponderEliminar¿Y que me contais de la famosa adicción a la electricidad?. Cuando el huracán dejó unas dos semanas a Tenerife sin luz electrica, te aseguro que los comportamientos de la gente, eran los propios de adictos y/o enfermos. Al principio desconcierto, irritabilidad, intentos a veces absurdos y desesperados de seguir haciendo lo mismo que antes, enfado cuando no se caia en la cuenta de que la luz no volvería.....Después, la gente empezó a cambiar sus comportamientos, a salir a la calle y a hablar con el vecino, a jugar al parchis con la familia, a pasear mucho mas que antes, a comunicarse, a reunirse en las casas para hacer la comida, en la del que tenia la suerte de tenerla a gas.......En definitiva, a hacer cosas mas complejas y productivas para seguir viviendo. Incluso recuerdo algún cliente que me comentaba que había hablado mas con sus familiares que nunca, y que eso estaba bien. Fué volver la luz, y todo el mundo volvió a hacer lo de siempre......Me temo que para esta adicción no hay cura.
En mi blog, traté el tema, sobre una noticia que decía que existian nosecuantos niños en tratamiento para la adicción al movil, lo cual es alucinante, por lo estúpido. En estos casos lo que no me cabe duda es de que los que necesitan un buen tratamiento son los padres, que dejan en manos de un crio de a penas diez años, un movil y además conectado a su cuenta sin límite ninguno. Así que en la entrada recomiendo hacer uso de un buen martillo y de camino hacer pedagogía tecnológica.
Si, está claro, en algunos sentidos vamos hacia mas malo, mas estúpido e idiota, y peor...
Un saludo desde Tenerife.
Pues eso, además muy mala memoria; como dices nos olvidamos de las horas delante de la tele, de esos spectrum de 64 K a los que los chavales estaban enganchadísimos (eso sí que tenía tintes patológicos, 15 minutos esperando a que cargara la puñetera cinta para ver un círculo blanco que iba de un lado al otro de la pantalla). El problema fundamental con los chavales es que los muy sinvergüenzas tienen la puñetera costumbre de comportarse de forma distinta a como lo hacíamos nosotros a su edad… y eso está claro que no es normal. Ahí está la evolución: - yo a tu edad ya trabajaba 116 horas al día y traía un sueldo a casa – nosotros jugábamos con una caja de cartón atada a una cuerda y no esos coches con lucecitas –nos hacíamos un balón con una tripa (de no se que bicho) – no sé que coño haces todo el día en el banco ese - con esa maquinita te vas a quedar tonto… etc. En el código de Hammurabi ya nos encontramos con referencias a que la juventud está perdida. Aunque ahora la cosa da un salto cualitativo, desde que existe la humanidad pensamos que los jóvenes son unos despreocupados, unos irresponsables etc.. ahora pensamos que están enfermos (la cosa ahora sí que pinta mal, la preocupación y la responsabilidad se acaban adquiriendo con el tiempo, lo otro… no sé).
ResponderEliminarPor cierto: normal lo del hijo de papa-croisant, están universalmente reconocidas las cualidades de las trabuqueñas. Je.