22/10/09

ESTIVILL vs GONZALEZ

Ya tiene unos cuantos años la polémica pero la semana pasada coincidieron en A Coruña, pero en conferencias diferentes, Eduard Estivill y Carlos González, autores de libros sobre el sueño infantil con puntos de vista diferentes sobre como dormir a los niños.

Eduard Estivill fue invitado por el Colegio de Farmacéuticos, y habló tema “Dormir para vivir y dejar vivir”. Carlos González, fue invitado por el hospital USP Santa Teresa de A Coruña para hablar sobre: “El sueño del bebé. ¿Por qué no quieren dormir solos?”.

Eduard Estivill, autor del libro “Duérmete niño” afirma que el sueño es un hábito y que los niños necesitan unas normas para fomentar dicho hábito. Si el niño llora no hay que cogerlo rápidamente, sino que hay que seguir unas pautas para que se acostumbre a dormir solo. Hay padres que lo han aplicado y les ha dado éxito siendo una buena manera de inculcar unos hábitos de sueño y evidentemente es duro al principio (para los padres). Por el contrario sus detractores dicen que puede causarle serios trastornos emocionales y psicológicos al niño (¿?).

Por otro lado Carlos González, autor de “Bésame mucho” propone que lo primero que hay que hacer es cogerlo en brazos y consolarlo y que es muy importante que el niño pueda confiar en sus padres y que sepa que se les presta atención cuando lo necesita y que se satisfagan esas conductas innatas. Propone llevar a cabo una educación basada en comprender por qué lloran los niños y darles lo que necesitan. Se muestra a favor de la práctica del colecho y la lactancia a demanda. Explica el comportamiento de los niños cuando lloran como un simple acto de supervivencia que no debe de ser menospreciado.

¿Pero que pasa cuando el niño ya tiene unos añitos?. Cuando los padres acuden a consulta y dicen que su hijo no duerme, mejor dicho “no les duerme”, acuden no porque el niño lo necesite sino porque los padres lo necesitan y no saben como salir del embrollo en que se han metido.

Cuando un niño de 2,3 o 4 años monta una “pelotera” enorme cada vez que intentan que duerma solo en su habitación de alguna manera los padres han contribuido a ello (a veces con las mejores intenciones se logran los peores resultados). Posiblemente la manera en que han intentado solucionarlo y que no ha funcionado (y por tanto ha contribuido al mantenimiento del problema) vaya en la dirección del refuerzo de esas conductas. Por ejemplo acudir rápidamente a su llamada, quedarse con él hasta que se duerma, meterlo en cama con ellos, etc. En definitiva lo que nos dicta el llamado “sentido común”. En esos casos es necesario romper esa pauta y optar por un giro de 180 grados e intentar progresivamente una solución en la dirección contraria.

5/10/09

DIAGNÓSTICO DE JUZGADOS


“El Pretendido Síndrome de Alienación Parental” . Este es el título del libro de Consuelo Barea y Sonia Vaccaro presentado la semana pasada en el Ministerio de Igualdad y del que es prologuista Miguel Lorente (Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género).

El presente trabajo critica la utilización del SAP en los juicios por alguna de las partes, en aras de minar la imagen del otro progenitor y conseguir así la custodia así como su falta de rigurosidad científica.

Las reacciones por aquellos que defienden la existencia del SAP han ido apareciendo a lo largo de estos días. Por un lado el juez Francisco Serrano, presidente de la Asociación Multidisciplinar para la Investigación de Interferencias Parentales (ASEMIP) ha lamentado que el Ministerio de Igualdad avale un libro que niega la existencia del Síndrome de Alienación Parental (SAP). Por otro lado asociaciones de padres separados también han mostrado su rechazo y descontento con la publicación de este libro y el apoyo del Ministerio de Igualdad reclamando el reconocimiento científico para el SAP para su uso por la custodia de los menores.

El SAP fue nombrado por primera vez en el año 1985 por Richard A. Gardner posicionándolo en el litigo entre cónyuges, en el marco de un proceso de divorcio y por la tenencia de los hijos, en especial cuando existían acusaciones de incesto.

A excepción de dos elementos añadidos con posterioridad a la formulación inicial (ser considerado trastorno infantil e inaplicable en casos de maltrato o abuso sexual) su estructura ha permanecido prácticamente inalterada: “ El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es un trastorno infantil que surge casi exclusivamente en el contexto de disputas por la custodia de los niños. Su manifestación primaria es la campaña de denigración del niño contra un padre, una campaña que no tiene justificación. Ello resulta de la combinación de una programación (lavado de cerebro) de adoctrinamiento parental y de las propias contribuciones del niño para el vilipendio del padre objetivo. Cuando un “maltrato/abuso sexual” está presente, la animosidad puede estar justificada y así la explicación del síndrome de alienación parental para la hostilidad del niño no es aplicable” (lo que no ha evitado que se intente utilizar en casos de maltrato o violencia de género).

R. Gardner sin evaluar las posibles causas mediante un diagnóstico diferencial preciso, confunde la descripción del fenómeno del rechazo infantil al progenitor con un síndrome médico.

Ante un proceso de divorcio se pueden observar conductas de rechazo de los menores ante uno de los progenitores. Nadie lo niega e incluso puede haber “malmeter” por uno de los progenitores. Durante un proceso de separación o divorcio, los menores ven amenazado su sentido de familia y de estabilidad y tienen que lidiar con sus propios sentimientos de miedo, culpa, inseguridad, desesperanza, o decepción. Las conductas de rechazo pueden deberse a una no aceptación del proceso de ruptura y su consiguiente proceso de adaptación, a una rabieta o rebeldía propia del proceso de desarrollo o también a un comportamiento abusivo o negligente del progenitor rechazado.

Gardner equivale el SAP a un “lavado de cerebro” y por tanto es necesario el correspondiente “proceso de desprogramación”. Considera al niño como un activo participante mientras que se presupone la “bondad” del progenitor alienado.

Esto se materializa en forma de un tratamiento coactivo (“terapia de la amenaza”) sobre el progenitor que tiene la custodia y considerado programador y sobre los hijos que rechazan al progenitor que no tiene la custodia recomendando la retirada del menor al progenitor que sí la teien (llegando incluso a proponer el internamiento en prisión en los casos en los que la madre no acceda!!!).

Se convierte por tanto no solo en un instrumento de diagnóstico sino también en un instrumento de un tratamiento (jurídico-terapéutico) a aplicar. Unas medidas terapéuticas, por cierto, que no cumplen ningún criterio ético.

El SAP se caracteriza por una falta de rigurosidad científica y de base empírica. No constituye una entidad médica ni clínica sino un “modelo teórico” que trata de dar respuesta a una dinámica familiar disfuncional enmarcado en un contexto legal y que se caracteriza por una naturaleza puramente argumental y circular.

De hecho no está aceptado por la comunidad científica y ninguna de las principales clasificaciones internacionales (DSM-IV, CIE-10) lo respalda. Tampoco la Asociación Médica americana ni la Asociación Psicológica Americana.

La utilización del término “síndrome” implica la identificación de un único progenitor y un niño como patológicos y justifica la medida judicial de cambio de custodia como “terapia”.

Además la teoría del SAP plantea un perfil del progenitor alienador que implica que haga lo que haga siempre encajará en ese perfil y será sospechoso y cualquier denuncia o queja que presente será susceptible de ser considerada falsa y un intento de alienar y tomado por tanto como evidencia de SAP. De igual manera, cualquier reacción del niño corrobora (ya que ha sido manipulado) la existencia de este síndrome. Se olvida por completo de la contribución del considerado progenitor alienado o de los motivos específicos que pueden llevar al menor a no querer ver a uno de sus padres.

Es bienvenida la publicación de un libro crítico despues de la proliferación de publicaciones en favor del llamado "Síndorme de Alienación Parental"