21/3/10

El poder de la televisión (Recreación del experimento de Milgram)

El pasado miércoles se ha emitido en France2 el documental “Le jeu du la mort”, del director galo Christophe Nick, que ha recreado el experimento de Milgram enmascarado en un falso reality show llamado “Zone Xtreme” y que ha generado bastante polémica en el país vecino. Ya el experimento original planteó preguntas sobre la ética de la experimentación debido a la tensión emocional sufrida por los participantes, aunque proporcionó interesantes conclusiones.

Se trataba de una serie de experimentos llevados a cabo por Stanley Milgram , psicólogo social en la Universidad de Yale en  la década de 1960.  El objetivo de estos experimentos era medir la obediencia de unos individuos a una figura de autoridad aun cuando las órdenes recibidas pudieran entrar en conflicto con la conciencia y moral de los participantes.

A los voluntarios que se presentaron para el estudio se les ocultó que en realidad iban a participar en un investigación sobre la obediencia a la autoridad.

Los sujetos voluntarios del experimento debían administran corrientes eléctricas a otros participantes (que eran cómplices en el experimento y fingían haber recibido las descargas llegando a suplicar en ocasiones para que se pusiera fin al experimento) si éstos contestaban a las preguntas de manera incorrecta. Conforme el cómplice iba fallando respuestas, la intensidad de las descargas aumentaba progresivamente, hasta llegar a los 450 voltios. Si en algún momento el voluntario expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba imperativamente que debía continuar. 
Los resultados fueron sorprendentes: el 65% de los sujetos que participaron administraron el voltaje límite de 450 voltios (al llegar a 300 voltios el cómplice simulaba no dar señales de vida).  Otros psicólogos llevaron a cabo variantes de la prueba con resultados similares.
El equipo de Milgram se preguntó cómo era posible que se hubiesen obtenido estos resultados. Los participantes no revelaban tal grado de sadismo, y se mostraban preocupados y nerviosos por su propia conducta  y el cariz que estaba tomando la situación. Eran además plenamente conscientes del dolor que estaban inflingiendo.

Se elaboraron dos teorías que trataban de explicar los resultados. La primera es la Teoría del Conformismo basada en el trabajo de Solomon Asch y que describe la relación entre el grupo de referencia y el sujeto. Si éste no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, particularmente en una situación de crisis, le  llevará a supeditarse a la toma de decisiones al grupo y su jerarquía. La segunda es la Teoría de la Cosificación, donde, según Milgram, la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos. Este es el fundamento del respeto militar a la autoridad: los soldados seguirán, obedecerán y ejecutarán órdenes e instrucciones dictadas por los superiores, con el entendimiento de que la responsabilidad de sus actos recae en el mando de sus superiores jerárquicos. (El experimento fue realizado meses después de que Adolf Eichmann fuera juzgado y sentenciado a muerte por crímenes contra la humanidad durante el régimen nazi en Alemania y trataba de comprender el porqué de las atrocidades cometidas por gente normal durante el régimen).

En la película francesa "I... Comme Ícare" (1979), dirigida por Henri Verneuil se muestra una sesión completa del experimento.








En el programa de France 2 un grupo de 80 personas eran los encargados de administrar las descargas a los falsos concursantes (actores). Como figura de autoridad no aparecía ningún investigador sino una guapa presentadora y un público entregado (que no tenía ni idea del objetivo inicial del falso reality) que gritaba “CASTIGO, CASTIGO”. De los 80 participantes, 64 continuaron a pesar de que el actor-participante simulaba haber  perdido la conciencia y sólo 16 se detuvieron antes de dar la descarga fatal de 460 voltios (Un 81% de obediencia).

La emisión del documental en France 2 consiguió una cuota de audiencia cercana al 14% (unos 3,4 millones de personas).  Pueden verse los primeros 8 minutos del documental pinchando aquí.

La cadena francesa  ha comentado que lo que se pretendía era crear una reflexión colectiva sobre la naturaleza del poder de la televisión, el abuso del libre albedrío y la sumisión.

El director del documental ha explicado que el contexto del juego es la excusa necesaria para los participantes. “El hecho de estar en un juego permite creer a la gente que es capaz de hacer absolutamente cualquier cosa. La frontera entre realidad y ficción desaparece. Y aunque tu compañero te pida que pares, no lo haces, porque sigues creyendo que estás en un juego”.  Al empezar a trabajar en el documental, afirmó que "no tenía idea de que la televisión pueda tener autoridad sobre las personas .... Nos sorprendió encontrar que un 81 por ciento de los participantes obedeció".

El neurólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik comentaba para el periódico galo Le Figaro que se encontraba al mismo tiempo fascinado y preocupado. Fascinado por el “espectáculo” y la posibilidad de que se genere un debate sobre cuestiones claves del llamado “crimen de la obediencia”. Preocupado por los candidatos participantes y las reacciones de shock que algunos de ellos experimentaron y las respuestas de negación que otros utilizaban al afirmar que nunca habían creído en que las descargas fueran reales.

Laurent Bègue, profesor de psicología social en la Universidad de Grenoble, calificó el programa como "superficial" y un intento simplista de explotar el "pánico moral" que genera la televisión. También afirmaba que "El documental muestra que la sumisión a la autoridad se aplica a diferentes contextos, incluyendo la televisión", dijo. "Pero este programa fue, más un truco de los medios de comunicación que un experimento científico." Otros han criticado al programa por utilizar precisamente el mismo lavado de cerebro y técnicas de distorsión televisiva que pretendía exponer.

El profesor de psicología de la Universidad de Maryland, Thomas Blass, afirmaba que “Lo que esto nos dice de la naturaleza humana es que somos propensos a obedecer órdenes de aquellas personas que creemos que están en su derecho de decirnos lo que tenemos que hacer”, “Es extremo, pero tenemos la tendencia a pensar que los buenos hacen cosas buenas, y los malos hacen cosas malas, pero nuestro carácter no es el único factor determinante de nuestro comportamiento”.
Aquí podeis ver dos videos más con imágenes del programa en los informativos de France 2 y una entrevista a Thomas Bornort, co-director del documental.

 

4 comentarios:

  1. Hace unos días vi la "noticia". Apenas tengo conicimiento del programa pero no sé hasta qué punto es "serio". ¿no puede ser esto una simple banalización?

    Saludos

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  2. Precisamente una de las críticas que se le hace es su falta de rigurosidad y su simplismo y que está promovido más por cuestiones digamos "ideológicas", en el sentido de llamar la atención sobre el poder de los programas de televisión, que científicas.
    Pero si realmente los concursantes ni el público tenían conocimiento del objetivo inicial del progarma nos muestra un pequeño ejemplo de como podemos llegar a actuar en determinados contextos delegando la responsabilidad de nuestros actos.
    Tampoco me atrevería a decir que es una reproducción exacta y con la misma validez y fiabilidad que los experimentos originales. También se me plantean dilemas éticos en torno a la utilización de estas personas.
    Si te das una vuelta por el periódico Le Figaro podrás leer opiniones diversas al respecto.
    Un saludo y gracias por tu comentario.

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  3. Pues sí, ante deteerminadas situaciones tendemos a no reconocer nuestra responsabilidad, nos contamos bonitas historias SIEMPRE de que no tuvimos nada que ver en esto o en aquello. Pero uno, mal que le pese, SIEMPRE, es responsable de lo que hace o de lo que no hace (también es hacer, no hacer). Al final, somos como niños, supongo que unos mas que otros.
    Por otra parte, la educación, las escuelas, la socialización, consiste esencialmente por que "entremos" por el aro. Lo que se persigue es la adaptación al mundo social, y eso supone como contrapartida, el "contener" a la propia naturaleza, y "reducir" la capacidad crítica.
    Fantástica entrada.
    Un saludo.

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  4. Al delegar esa reponsabilidad se hace de una manera tan inconsciente o automática que precisamente no somos "conscientes" de ello (o no queremos serlo ¿?).
    Es precisamnete esa necesidad de adaptación a un grupo o contexto determinado, como comenta Jesús, lo que nos lleva a actuar según "creemos" que se debe actuar.
    Todos en algún momento hemos tenido dificultades para contener nuestra propia naturaleza en determinadas situaciones, pero no todos hemos tenido la capacidad crítica para reconocer que precisamente podemos tener esa falta de contención y que somos muy susceptibles e influenciables por el contexto que nos rodea.
    En este caso, un programa de televisión, una figura de autoridad que es la presentadora y un público jaleando, facilmente nos puede llevar a actuar de esa manera (a todos).
    Un saludo Jesús y gracias por tu comentario

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